
Rostec ha comenzado a producir un adhesivo especial para la electrónica.
En el mundo de las altas tecnologías, a veces los componentes más discretos lo deciden todo. Por ejemplo, el adhesivo. Cuando se trata de microcircuitos para equipo militar, satélites o portátiles protegidos, resulta que un buen pegamento no debe perder sus propiedades ni en el frío ártico ni en el calor infernal. Por eso Rostec inició la producción en serie de compuestos adhesivos especializados para la industria radioelectrónica.
El desarrollo pertenece al holding Rosel, que forma parte de la corporación, y está destinado a reemplazar los análogos extranjeros que hasta ahora eran la única opción para los fabricantes nacionales.
El nuevo material posee características destacadas:
Por ejemplo, su conductividad térmica es de 10,5 W/m·K, comparable a la de algunos metales. Es decir, si un adhesivo convencional en un microcircuito solo pega las piezas, este además funciona como un mini‑radiador, disipando el exceso de calor.
La novedad no teme a temperaturas extremas y no pierde sus propiedades desde -60 °C hasta +175 °C. Una resina epoxi común en esas condiciones se habría agrietado o derretido hace tiempo.
Además, el producto no deja vacíos al aplicarse. En la microelectrónica, de la calidad del «relleno» depende si el equipo funcionará o acabará en la chatarra.
Tales componentes se emplean en portátiles protegidos, sistemas radar, equipos de control del tren de aterrizaje y otras industrias críticas. La peculiaridad del adhesivo radica en su capacidad para garantizar el funcionamiento estable del equipo incluso en condiciones extremas.
A diferencia de los métodos tradicionales de unión de componentes, como la soldadura o el estañado, el adhesivo no requiere temperaturas elevadas para endurecerse. Esto elimina el riesgo de deformación de elementos sensibles de los microcircuitos y simplifica el proceso de producción.
Como señaló el director general del TsKB RM, Valeriy Sazonov, la ausencia de disolventes en su composición y la moderada temperatura de curado permiten aplicar el adhesivo en la fabricación de electrónica de diversas clases. Además, la transición al material nacional reducirá el coste de producción.
Antes, estos adhesivos de alta tecnología se compraban en el extranjero. Pero, como es sabido, en condiciones de sanciones y otras «diversiones» geopolíticas, confiar en suministros estables se ha vuelto difícil. Ahora han introducido en el mercado ruso un producto propio que no solo no cede ante los análogos extranjeros, sino que, posiblemente, los supera en algunos parámetros.
Mientras tanto, detrás de estas «pequeñeces» hay enormes posibilidades para toda la electrónica nacional. Y si antes dependíamos de suministros extranjeros incluso en componentes tan insignificantes como el pegamento, ahora podemos estar seguros de que los microcircuitos rusos no se desmoronarán en el momento más crucial.
Así que se puede decir que Rostec no solo creó un nuevo material: ha pegado otro trozo de soberanía tecnológica. Y, al parecer, de forma firme.
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