India presentó DHRUV64, su procesador nacional más avanzado.
Ingenieros indios presentaron el procesador DHRUV64 —un chip que llaman con orgullo el más avanzado, totalmente diseñado dentro del país.
Si se miran las cifras secas —dos núcleos, frecuencia de un gigahercio y tecnología de 28 nanómetros— podría dar la impresión de que India ha descubierto tecnologías de hace una década. Pero ahí radica el verdadero enfoque. El sentido de este procesador no es asombrar al mundo con su rendimiento, sino demostrar que India puede diseñar y fabricar procesadores por sí misma. Y eso ya es una declaración potente.
El sentido oculto de las especificaciones modestas
Mientras el mundo persigue los nanómetros, el Dhruv indio se ha situado modestamente en unos cómodos 28 nm. ¿Por qué? Porque este proceso de fabricación, "de jubilación" según los estándares de los smartphones, es un trabajador ideal y económico para condiciones severas. Soporta bien el sobrecalentamiento, no teme las variaciones de voltaje y se siente cómodo en una cámara de vigilancia exterior o en el bloque de control de una máquina herramienta. Precisamente para tareas como infraestructuras 5G, fábricas "inteligentes", electrónica automotriz y otras cosas poco glamurosas pero críticamente importantes, ha sido creado.
El procesador está construido sobre la arquitectura RISC-V. Al elegir esta arquitectura abierta y gratuita, India se libra hábilmente de la necesidad de pagar licencias a gigantes occidentales como ARM. Así, Dhruv no es solo un chip, sino una demostración plena de independencia tecnológica. Un primer, pero seguro, paso para que la infraestructura crítica del país funcione con procesadores cuya "caja negra" no esté controlada desde el extranjero.
¿Chip para patriotas o jugador global?
Por supuesto, todavía es pronto para decir que Dhruv conmoverá el mercado mundial. En la nicho de la electrónica industrial reinan monstruos como NXP o Texas Instruments, con décadas de experiencia a sus espaldas. La arena real para el procesador indio en una primera fase es el mercado interno. Programas gubernamentales como "Make in India" pueden ser un trampolín excelente, asegurándole pedidos de operadores de telecomunicaciones nacionales o de empresas energéticas.
En esencia, Dhruv64 es una prueba tecnológica. Su verdadero éxito se medirá no en gigahercios, sino en si sus desarrolladores encuentran socios valientes dispuestos a integrar este chip en equipos reales. Y si logran obtener esos pedidos, pronto surgirán versiones más potentes, procesos más finos y, lo que es más importante, el crecimiento de una ecosistema propio de programadores e ingenieros alrededor de la plataforma nacional.
Así que, aunque el nuevo procesador indio no eclipsará el último Apple Silicon, deja claro que en la carrera global de semiconductores ha aparecido un nuevo jugador ambicioso y muy pragmático, que juega a largo plazo. Y comienza no persiguiendo récords, sino cimentando su propia independencia tecnológica.
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